El día a día de muchos peruanos transcurre entre pantallas, notificaciones e interminables hileras de contenidos audiovisuales. Un gesto tan cotidiano como desbloquear el dispositivo móvil o encender el aparato del living puede parecer inofensivo, aunque la ciencia y las autoridades en salud llaman a la reflexión. Muchos ignoran las consecuencias de un uso prolongado de celulares, reduciendo tiempo valioso que podría destinarse a realizar ejercicios, caminar o incluso salir a tomar aire fresco.
La escena se complica todavía más al considerar la amplia oferta de entretenimiento disponible en casa. Pasar horas frente a televisores de alta definición, disfrutando de series, películas, noticieros o programas de variedades, contribuye a un estilo de vida más sedentario de lo que algunos quisieran admitir. Desde el Ministerio de Salud de Perú y diversas organizaciones internacionales, se promueven recomendaciones claras para frenar esta tendencia y prevenir los efectos negativos sobre el organismo.
Por qué importa equilibrar pantallas y movimiento
El cuerpo humano no está diseñado para la quietud prolongada. La Organización Mundial de la Salud (OMS) sugiere que la inactividad física es un factor de riesgo que incide en el aumento de enfermedades crónicas no transmisibles, como la hipertensión, la diabetes tipo 2 y ciertos tipos de cáncer. Al dedicar demasiado tiempo a las pantallas y muy poco al ejercicio, se configura un escenario poco alentador para la salud física y mental.
No se trata de renunciar de golpe a las comodidades tecnológicas ni de despreciar la información útil que la televisión ofrece. La clave está en encontrar un punto medio. Según lineamientos del Instituto Nacional de Salud (INS) de Perú, el ser humano requiere al menos 150 minutos semanales de actividad física moderada. Cumplir este objetivo no resulta complejo, incluso para quienes tienen jornadas laborales exigentes o responsabilidades familiares.
Reconocer el sedentarismo tecnológico
Observar los propios hábitos permite una comprensión más clara del problema. Aquellos que pasan al menos dos o tres horas diarias frente a la televisión sin pausas activas o revisan el teléfono móvil cada pocos minutos, podrían haber normalizado el sedentarismo digital. Identificar estas conductas es el primer paso para hacer un cambio.
La distribución del tiempo libre también merece atención. Un estudio publicado por la Organización Panamericana de la Salud (OPS) destaca que el sedentarismo impacta en la salud cardiovascular y reduce la esperanza de vida. Reducir el número de episodios prolongados ante una pantalla favorece la circulación sanguínea, la fortaleza muscular y el bienestar emocional.
Recomendaciones de expertos peruanos
Especialistas locales en medicina deportiva, nutrición, psicología y educación física coinciden en que no es necesario abandonar por completo la tecnología para mantenerse activos. Varias estrategias sencillas ayudan a equilibrar las horas conectadas con movimientos saludables:
- Establecer horarios concretos: Planificar en qué momento se verán las noticias en televisión o se revisará el teléfono permite tomar conciencia del tiempo dedicado a estas actividades. Por ejemplo, destinar una hora en la mañana para ver un informativo y media hora por la noche para responder mensajes, en lugar de usar pantallas de manera intermitente durante toda la jornada.
- Alternar con ejercicios breves: No hace falta realizar rutinas de gimnasio de dos horas. Bastan series cortas de estiramientos, sentadillas o pasos ligeros en el lugar cada 30 minutos de exposición a la pantalla. Esto mantiene el flujo sanguíneo adecuado y reduce la rigidez muscular.
- Utilizar la tecnología a favor de la actividad física: Muchos teléfonos móviles ofrecen apps de monitoreo de pasos, recordatorios para beber agua o entrenamientos en casa. La televisión, por su parte, cuenta con programas especializados de fitness y baile que invitan a moverse en el salón. Elegir estos contenidos no solo entretiene, también impulsa un estilo de vida más dinámico.
- Crear espacios ergonómicos: Ajustar la altura del televisor, la silla o el sofá, así como la iluminación de la habitación, evita la tensión en el cuello, hombros y espalda. Una postura correcta disminuye el riesgo de lesiones y molestias musculares que desincentivan la práctica de ejercicio.
Integrar el ejercicio a la rutina diaria
La recomendación de hacer al menos 150 minutos de actividad física moderada por semana puede sonar abstracta. Conviene traducirla a ejemplos concretos que encajen en el estilo de vida de cada persona. Caminar 30 minutos diarios, montar bicicleta dos o tres veces por semana, subir escaleras en lugar de usar el ascensor o bailar durante las pausas publicitarias son tácticas simples que marcan la diferencia.
El Centro para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de Estados Unidos sugiere fragmentar la actividad física en intervalos cortos, lo cual resulta efectivo para quienes tienen horarios fragmentados. No es indispensable salir de casa: una colchoneta, una cuerda para saltar o unos pequeños pesas de mano transforman el living en un espacio de ejercicio sin necesidad de grandes inversiones.
Equilibrar los contenidos consumidos
No todos los programas de televisión fomentan el sedentarismo ni todos los contenidos del teléfono móvil incitan a la inactividad. Seleccionar material que inspire el movimiento es una opción sensata. Por ejemplo, canales de televisión por suscripción ofrecen clases de yoga, rutinas aeróbicas e incluso programas para realizar estiramientos durante las mañanas. Además, las aplicaciones en el celular permiten descargarse entrenamientos guiados, tutoriales para ejercicios de resistencia, meditación y rutinas de baile.
Esta selección consciente de contenidos potencia el valor del tiempo frente a la pantalla, brindando herramientas para cultivar una vida más activa. Como señala la OMS, integrar la actividad física con las actividades cotidianas mejora el estado de ánimo y reduce el riesgo de depresión. En tiempos en los que el estrés laboral o la presión académica son elevados, esta combinación de entretenimiento y ejercicio puede marcar una diferencia sustancial en el bienestar.
Herramientas digitales para promover el ejercicio
No todas las aplicaciones móviles se limitan a entretener o comunicar. Existen herramientas diseñadas para incentivar la actividad física sin abandonar la comodidad del hogar. Los podómetros, por ejemplo, contabilizan los pasos diarios, transformando una caminata en un pequeño reto personal. Hay apps especializadas en yoga, en intervalos de alta intensidad (HIIT), en pilates o en rutinas de fuerza muscular. Incluso plataformas como YouTube ofrecen canales dedicados a entrenamientos en casa, presentados por profesionales certificados.
La televisión inteligente también se puede programar para mostrar recordatorios de actividad cada cierto tiempo, o bien para sintonizar espacios con consejos de estiramientos mientras se esperan las noticias. Esta integración tecnológica ofrece una oportunidad única: aprovechar la conectividad para adoptar hábitos más saludables, no para reforzar el sedentarismo.
Manejo del tiempo de exposición a las pantallas
La Autoridad Nacional del Servicio Civil (SERVIR) en Perú, junto con otras instituciones, ha subrayado la importancia de gestionar el tiempo invertido en la vida digital. Más allá del entretenimiento, las pantallas pueden ser instrumentos de trabajo, educación y socialización. La cuestión radica en no dejar que su atractivo reduzca el espacio destinado al movimiento físico.
Una tabla de referencia puede ser útil para visualizar el equilibrio:
Actividad | Tiempo recomendado | Ejemplo práctico |
---|---|---|
Ver televisión de forma estática | Menos de 2 h/día | Ver el noticiero matutino y un documental corto por la noche |
Uso de celular para entretenimiento | 1 h/día | Revisar redes sociales durante media hora en la tarde y leer un artículo en la noche |
Pausas activas frente a la pantalla | Cada 30 min | Hacer 10 sentadillas, estirar brazos y cuello, dar una vuelta por la casa |
Actividad física total semanal | Mín. 150 min (moderada) | Caminar 30 min al día, 5 días a la semana |
Este cuadro no es rígido, sino una guía que ayuda a tomar conciencia de la inversión de tiempo y esfuerzo. Cada persona puede adaptarlo a sus necesidades particulares, siempre en línea con las recomendaciones del Minsa y las instituciones dedicadas a la promoción de la salud.
Beneficios a largo plazo
El impacto positivo de combinar pantallas con movimiento no se limita a la reducción de centímetros en la cintura. Según la OMS, las personas activas registran niveles más bajos de estrés, mejor calidad de sueño y una mayor capacidad de concentración en sus tareas diarias. Además, la actividad física regular favorece el mantenimiento de la densidad ósea, la fortaleza del sistema inmune y el equilibrio emocional.
La televisión y el celular no desaparecerán del panorama contemporáneo, pero sí pueden integrarse de forma inteligente al estilo de vida. Aquellos que encuentren el equilibrio entre el entretenimiento digital y el dinamismo físico tendrán más energía, resistencia y salud a largo plazo. Incluso es probable que las relaciones sociales mejoren, ya que los deportes en equipo y las caminatas con amigos o familiares generan oportunidades de interacción cara a cara que las pantallas no pueden replicar.
Una visión realista y positiva
El desafío actual consiste en dejar de ver la tecnología como un enemigo del bienestar. Un manejo adecuado de los dispositivos, sumado a rutinas sencillas de movimiento, permite aprovechar lo mejor de ambos mundos. El televisor puede ser un aliado si se lo combina con ejercicios ligeros durante los cortes comerciales, mientras que el celular puede guiar entrenamientos cortos o motivar a superar una meta de pasos diaria.
La recomendación de los expertos no es renunciar al entretenimiento. Más bien se trata de administrar el tiempo con criterio, pasar a la acción antes de sentir la fatiga, el cansancio crónico o el malestar por la inactividad. Las herramientas digitales pueden facilitar el mantenimiento de una agenda saludable, siempre que se recuerde incorporar pausas activas y dinámicas que involucren el cuerpo tanto como la mente.